Parámetros que se deben controlar en un cultivo de tomate en buen estado

Los parámetros a controlar en un cultivo de tomate para proporcionar condiciones optimas para su adecuado desarrollo son muy importantes. La temperatura, el nivel de humedad, el PH, la luz, la disponibilidad de nutrientes, el riego, los factores ambientales y las plagas y enfermedades son los principales.

La temperatura en un cultivo de tomate debe estar entre 15-27°C durante el día y entre 12-15°C durante la noche, además de tener una buena circulación de aire para evitar el desarrollo de enfermedades. La humedad adecuada debe estar entre el 65-75% para evitar el desarrollo de enfermedades fúngicas.

El PH del suelo debe estar entre 6.0-6.5 para un cultivo de tomate. Esto proporciona al tomate un mejor crecimiento y desarrollo del sistema radicular, lo que contribuye a un mejor desarrollo de la planta.

La luz solar es necesaria para un cultivo saludable de tomates. Durante el día se recomienda un nivel moderado de luz solar directa, para que los tomates crezcan de manera óptima.

La disponibilidad de nutrientes es fundamental para el buen desarrollo de los tomates. El nitrógeno, fósforo, calcio, magnesio, hierro y potasio son principales nutrientes requeridos para el desarrollo óptimo de los tomates.

El riego debe ser regular para mantener húmeda y fértil la tierra. Exceso de agua puede causar enfermedades y enfermedades causadas por el agua estancada. Se recomiendan diferentes técnicas de riego según el clima y la cantidad de lluvia.

Los factores ambientales como el aire, el suelo, la luz, el agua, el clima y la temperatura también desempeñan un papel muy importante en el desarrollo óptimo de un cultivo de tomate. Por esta razón, hay que tomar medidas para evitar o minimizar la exposición a ciertos elementos ambientales dañinos para el cultivo.


Las plagas y enfermedades también pueden ser un problema para un cultivo de tomates. Muchas plagas y enfermedades pueden afectar a la planta de manera muy perjudicial, controlando los parámetros anteriores y utilizando sustancias químicas y biológicas se pueden controlar y prevenir dichas plagas y enfermedades.

En el cuidado de un cultivo de tomates, los parámetros anteriores son muy importantes para conseguir un buen desarrollo de la planta. Alfombras de suelo para proporcionar algo de sombra, pesticidas, fertilizantes minerales y orgánicos y productos químicos o biológicos para controlar cualquier enfermedad o plaga son algunas técnicas comunes para el mantenimiento del cultivo. Al hacerlo, estamos ayudando a la planta a mantenerse sana y fuerte para obtener una cosecha de tomates de calidad.

Diferencias entre el entutorado de tomate en invernadero y a campo abierto

La diferencia entre el entutorado del tomate en un invernadero y a campo abierto es considerada una cuestión clave para los productores. Estas diferencias afectan los resultados obtenidos, así como la calidad de los frutos producidos.

Una de las diferencias más significativas es el medio en el que se cultivan los tomates. A campo abierto, el tomate recibe los nutrientes requeridos a través del suelo, la luz solar y la humedad. Sin embargo, en un invernadero, los nutrientes llegan directamente al tomate a través de un sistema de riego. Esto permite un mayor control de la cantidad de nutrientes recibidos por el fruto, proporcionando un mayor rendimiento., Otra de las diferencias clave es el control de plagas y enfermedades. A campo abierto, el productor debe depender de ciertas condiciones del clima para evitar el crecimiento de ciertas plagas y enfermedades. Sin embargo, en un invernadero se tienen mayores medidas de control, como el uso insecticidas, fungicidas, herbicidas y pesticidas, según sea necesario. Esto ayuda a reducir los riesgos de disminución en la calidad y el rendimiento de la cosecha, los invernaderos tienen un mayor control de la temperatura y la humedad, lo que afecta directamente al desarrollo de los tomates. Esto ayuda a causar un mayor rendimiento con frutos más grandes y de mayor calidad, ya que se evita la deshidratación o la excesiva acumulación de agua.


En cuanto a la luz solar, en un campo abierto los tomates reciben luz solar durante todo el día, lo que resulta en una mayor cantidad de frutos. En un invernadero, una luz artificial es necesaria para proporcionar la cantidad necesaria de luz para lograr los resultados deseados. Este proceso cuesta mucho más dinero, lo que afecta directamente el costo final de los frutos, la diferencia más notoria entre el entutorado del tomate en un invernadero y a campo abierto es el tiempo de producción. El entutorado en un invernadero permite cultivos más rápidos, lo que significa una cosecha antes de lo que sería en un campo abierto. Esto ayuda a un mayor rendimiento, lo que aumenta las ganancias del productor.

Aunque el entutorado del tomate en un invernadero cuesta más dinero, puede ser la mejor alternativa para los productores que desean obtener mayores rendimientos y frutos de mejor calidad. En un invernadero se puede controlar el medio ambiente y proporcionar los nutrientes necesarios para lograr los resultados deseados. Además, proporciona una mayor cantidad de luz y menos riesgos de plagas y enfermedades, reduciendo el tiempo de producción para obtener mayores ganancias.

Problemas que genera un cultivo de tomate expuesto directamente a la luz solar


Los tomates son una de las hortalizas más populares en el mundo entero, ya que gracias a su versatilidad y sabor son uno de los ingredientes más importantes en la preparación de muchos platos. Cultivar tomates puede ser una tarea sencilla para los agricultores, al punto de que con un poco de tierra, abono y mucho cuidado se pueden obtener excelentes resultados. Sin embargo, exponer los tomates directamente a la luz solar puede ser una de las peores decisiones.

En primer lugar, el tomate es una planta sensible a los rayos UV, lo que significa que si se le expone directamente al sol durante un largo periodo de tiempo su calidad y su sabor se verían afectados en gran medida. Grano duro y coloración inconsistente son solo algunas de las características que podrían darse en este caso, haciendo que la cosecha sea prácticamente inviable desde un punto de vista comercial.


Asimismo, al exponer directamente los tomates al sol, se expone la planta a los efectos de fuertes olas de calor. Esto se debe a que cuando el sol está en plena ebullición, la temperatura ambiente alcanza niveles donde las plantas no solo pierden sus hojas sino también su floración y, en consecuencia, su crecimiento.

Los efectos de la radiación solar directa también pueden dañar severamente la estructura molecular del tomate. Las principales consecuencias se dan en la interacción de los radicales libres con el contenido químico del fruto, lo que origina una notable disminución en su calidad y su sabor.

Por todos estos motivos, es recomendable siempre evitar exponer los tomates directamente a la luz solar. Utilizar lonas o lienzos ombligueros es la mejor manera de evitar que los tomates se vean afectados por los efectos directos del sol. Esto ayudará a mantener una temperatura ambiente adecuada para su crecimiento, así como protegerlos de los dañinos rayos UV que podrían destruir en poco tiempo tanto a la floración como al cultivo.

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